2021(e)ko urtarrilaren 15(a), ostirala

Despedida amarga de una vicepresidenta


Estimadas familias


    Hace mucho mucho tiempo, cuando uno de mis vástagos inició su camino en la ikastola Artxandape decidí que quería seguir toda su experimentación y conocimiento que son las bases de una futura madurez, no solo académica, y me pregunté: ¿en qué puedo participar?. En seguida vino a mi mente la existencia en la mayoría de los centros escolares de un organismo compuesto por madres y padres de alumnos, una AMPA donde todas las familias tienen cabida.


    Desde el principio me pareció que sería algo ya organizado y tuve mis reticencias sobre formar parte puesto que lo presuponía con un cierto rodaje en el que yo no había participado y donde sería difícil integrarse. Pero este fundamento que es la excusa de muchos y muchas para no interesarse por actividades de sus hijos/as carece de ninguna verdad.


    El primer paso es ser delegado de aula, lo cual es bastante sencillo puesto que a la hora de elegirlo siempre se mira para otro lado, evitando ese cargo como si fuera una maldición en vez de verlo como una oportunidad para conocer cómo funciona la educación de nuestros hijos y realizar aportaciones que puedan mejorarla. Se nos llena la boca cuando decimos que hacemos todo por nuestros hijos pero llevo suficientes años en la AMPA para afirmar que esto conlleva reservas en la mayoría de los casos y lo que sí hacemos es quejarnos mucho y reiteradamente y acusar a la AMPA de no hacer nada sin sopesar que las manos y los recursos son limitados y que podemos y debemos colaborar.


    He sido delegada de aula varias veces, delegada de la comisión de deportes, vocal de cultura organizando charlas de guraso eskolak a las que han llegado a asistir cinco participantes de entre las 600 familias que conforman la ikastola sintiendo que cada esfuerzo es desmerecido pero continuando con la labor en la que todos los que formamos la AMPA activa creemos, y finalmente vicepresidenta, y en todos los puestos a lo largo de todos estos años he dado todo de mí para mejorar aspectos y estudiar otros nuevos. Se han lanzado extraescolares nuevas, se han buscado espacios distintos y cada año se ha organizado la fiesta de fin de curso a la que muchos asisten pero también muchos critican, siendo una labor que conlleva semanas de organización y una jornada de siete horas intensas de ejecución donde llevamos años pidiendo colaboración porque no damos abasto.


    Queridas y desinformadas familias: la AMPA se compone de madres y algún padre que colaboramos de forma gratuita, que buscan el bien mayoritario y no particular, que pone a disposición de todas las familias el tiempo tan valioso de cada uno de sus componentes.


    El resultado es la crítica más feroz, las quejas más absurdas en muchas ocasiones y el desgaste de quienes creemos en lo que hacemos.


    Actualmente no hay relevo y así se refirió en un escrito hace un año más o menos en el que se anticipaba que si no hay nueva gente desaparecerá tal organismo pero hemos comprobado que no interesa en absoluto lo que hacemos: en la última asamblea general a la que se accedió con voto on line desde casa y sin esfuerzo solo se recogieron doce votos entre las 600 familias que componemos la AMPA (familia arriba familia abajo).


    Los que se suman al carro de delegados llegan a compartir cargo entre tres personas porque una reunión mensual les parece inabordable cuando los demás nos hemos pegado juntas ordinarias y extraordinarias sin descanso sacando tiempo de donde sabemos que podemos porque priorizamos su importancia. Creedme, no es fácil, todos trabajamos y todos tenemos familia que atender pero queremos hacer algo por un buen fin.


    Acaba de terminar mi mandato como vicepresidenta por la finalización de estudios de mis retoños y si miro hacia atrás recuerdo con cariño todas mis etapas. Creo que he hecho una buena labor y lamento dejar desamparada a la actual presidenta porque nadie ocupará mi cargo.


    Aún resentida y disgustada volvería a hacerlo. Lástima que el compromiso sea cada vez más una cualidad en extinción. Luego no critiquemos a los jóvenes por su falta de implicación cuando se lo hemos enseñado nosotros.



QUERER ES PODER